jueves, 31 de mayo de 2007

INTRODUCCIÓN

Éramos invitados, desconocíamos el lugar, su gente. Teníamos percepciones erradas; el mundo nos había viciado. Sus juicios habían señalado al presidio como solución absoluta y necesaria para mantener el orden social, la cárcel no solo como encierro material sino como purga inhumana para quienes habían violado los límites impuestos por la sociedad. Al final del recorrido vimos seres humanos, seres como nosotros, y nos preguntábamos como hacían para vivir día tras día en este encierro. No entendíamos que los hacia mantener la fe, que motivaba la esperanza. Es que entrar a la Modelo, es ingresar a otro mundo, uno diferente, de barrotes y oxido, de personas olvidadas, de justicia haciendo injusticia. Y es que por más legitimada que, jurídicamente hablando, esté una condena, no podemos abstraer el concepto humano de quien la padece.

Un solo recorrido y la lista de problemas y vejaciones, florece en la mente de quien preconiza como lineamiento jurídico y moral a la dignidad humana. Innumerables irregularidades y denuncias sin respuesta, propuestas abstraídas, olvido estatal, son las constantes de los trabajos que versan sobre este tema. ¿Como superar esto? ¿Como ir mas allá de la mera critica, y cruzar el umbral entre la teoría y la praxis? Dudas básicas que acompañaran nuestro trabajo investigativo, dudas que esperamos resolver, concluyendo y creando una solución, que mejore en algo, el complejo panorama de la cárcel Modelo de Bucaramanga.

Observando las falencias del sistema penitenciario que se patentizan en este establecimiento en particular, se hace evidente la urgencia de una solución al respecto. Varias propuestas lo han intentado. Desde posiciones radicales que sugieren la abolición del sistema penal en su integridad, solución que no es de nuestro recibo, hasta unas menos extremas que solo propenden por la “superación de la cárcel” tal y como se encuentra planteada en la actualidad, como paradigma de la pena en el esquema contemporáneo de reproche jurídico, la cual aceptamos bajo reserva, puesto que su viabilidad inmediata resulta utópica.

Ante la imposibilidad material de la abolición de la pena privativa de la libertad, dada su ubicación medular en la conservación del Estado de Policía - enmascarado en los términos filosóficos e ideales del Estado Social de Derecho -, decidimos asumir una posición pragmática en todo su contenido: Reivindicar la dignidad humana como punto base de un sistema penitenciario de avanzada, que entienda como elemento esencial de transformación a sus propios internos. Una respuesta diferente, una solución desde adentro.

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